domingo, 14 de diciembre de 2008

El verano del amor

No quiero que el título os lleve a equívocos, no estoy parafraseando a la gran Casa Azul. Me refiero al verano de 1969 donde un buen grupo de Personas, no es una errata que la palabra empiece con mayúsculas, porque todos somos seres vivos pero personas no hay tantas, organizaron un concierto que fue la culminación del movimiento hippie. Os hablo, como seguro que ya sabéis del concierto de Woodstock.

Yo no estuve, ni tan siquiera había nacido, pero es que lo que allí se produjo fue un hecho histórico, tan relevante como pueden haber sido la llegada del hombre a la luna, o cualquier otro acontecimiento que os venga a la cabeza.

Digo esto porque esos tres días no sólo fueron una amalgama de diferentes y grandes músicos, sino que fue la reivindicación de un movimiento social de Personas, sí sí, Personas, que en esos momentos estaban repudiados por la sociedad por no querer participar en una guerra que creían injusta, como la mayoría de guerras, y demostraron que podían convivir y reivindicar ideas en paz, sin tener que utilizar la fuerza bruta.

Echo la vista atrás y lo que para unos eran parias para mi son héroes. Sí, puede parecer exagerado, y sé que muchos se aprovecharon de ese movimiento, pero al recordarles me doy cuenta de lo que pasó aquellos días hoy en día no sería posible, puesto que todos, empezando por migo mismo nos conformamos con lo que hay, trabajar, llegar a fin de mes, etc...

Esto no es malo, porque no todos hemos de "luchar" para cambiar la sociedad, pero sí que podemos intentar cambiar pequeñas cosas de nuestra vida y hacer la convivencia entre nosotros más tranquila y feliz.

Bueno, no sé si he estado muy lúcido exponiendo lo que he querido decir en este artículo, pero espero que, al menos, haya servido para dar un pequeño homenaje a aquel Verano del Amor. Buenas noches y buena suerte

1 comentario:

radioaktivität dijo...

Muy bueno el comentario, y ya puestos, me animo a filosofear un poco más para matar el lunes y dejar una pregunta que quizás no tiene una sola respuesta...

Esa "lucha", en busca de la etérea y siempre añorada felicidad, no debería empezar dentro cada uno de nosotros?