lunes, 17 de noviembre de 2008

EUTANASIA

Nos encontramos de nuevo con la polémica, servida por dos casos recientes que sorpresivamente se han resuelto a favor de los intereses de los enfermos y/o familiares.
El caso de Eluana Englaro, una mujer italiana de 37 años que lleva 16 años en coma irreversible, y el caso de Hannah, una chica inglesa de 13 años que se ha negado a que se le realize una intervención de transplante de corazón sin la cual no le ahuguran más de 6 meses de vida.
El debate no es nuevo: ¿debe permitirse a una persona el derecho a elegir cuando este derecho puede comportarle la muerte?
Dejando temas religiosos aparte, ya que la mayoría de estados de derecho son en teoría laicos, no entiendo la controversia. Ya sé que la opinión que voy a expresar ahora puede ser ampliamente rebatida y que puede escandalizar a mucha gente, pero según la constitución, los ciudadanos somos libres ( cachonda la constitución ). A pesar que todos sabemos que no es cierto, la ley nos ampara en nuestro derecho de elección, tanto es así que permiten que la población del país elija mediante votación a sus mandatarios, población que en gran parte está integrada por personas que no son capaces de elegir ni el rumbo de sus vidas ( algunos no son capaces de elegir ni el color de su camisa ), tiene el derecho de elegir el rumbo de una nación.
Esto es la democracia, permitir que la gente vote sobre temas que no conocen y no son capaces de entender y prohibir que gente que está viviendo en carne propia situaciones que les han inferido años de sufrimiento, no puedan eligir.
Pero entonces entramos en la diatriba de considerar si una persona que está sufriendo hasta el punto de querer quitarse la vida, está capacitada para tomar precisamente esa decisión, quitarse la vida.
Desde luego hay muchos aspectos a considerar y no todos los casos son iguales. Habrá gente que debido a su agonía puede estar incapacitada, pero habrá otra mucha gente en esa misma situación que sea perfectamente capaz de sopesar los pros y contras y tomar una determinación. Yo sólo sé, que en la mayoría de los casos, nos encontramos con personas que la sociedad considera aptas para expresar su opinión hasta el momento en que expresan su voluntad (esto también pasa en muchos otros ámbitos, pero ahora no viene al caso). Pongamos por ejemplo que el día 5 hay elecciones generales, y que un enfermo terminal mayor de edad decide votar; no pasa nada, no está loco ( bueno, puede que sí, ir a votar hoy en día con los políticos que tenemos..., pero bueno, teóricamente no ), no está incapacitado, tiene derechos. El día 6, la misma persona, que continua siendo un enfermo terminal, decide que quiere poner fin a su vida, entonces un juez , que para estos casos suelen ir rápido, determina que no tiene capacidad de decisión. Digo yo, ¿tanto ha cambiado esa persona en un día?, ¿Se ha vuelto loco de repente?, ¿Anularán su voto porque no es capaz de decidir?
Somos unos hipócritas.
Cuando un animal sufre, se considera de buen samaritano sacrificarle para evitarle tormento. Cuando una persona sufre es todo lo contrario, parece que nos regodeamos en su sufrimiento, parece que nos dé envidia que ella pueda ejercer su derecho a elegir, que sea libre en definitiva, mientras que nosotros tenemos que seguir luchando con nuestras limitaciones y frustaciones, mientras seguimos siendo esclavos sociales.
¿Y el alma?, dirá alguno, a pesar de que ya hemos dicho que los estados son laicos y no deben rendir cuentas de moralidad religiosa. Pues la constitución no dictamina los derechos del alma, pero sí la del individuo, y el principal derecho, mientras no se haga daño a nadie, es el de tener libertad, en eso se basa nuestra sociedad, en la libertad del individuo. Así nos va.

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